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Empresarios alertan que las nuevas trabas para importar ya son generalizadas

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La industria argentina es casi totalmente dependiente del exterior: el 80% de los productos fabricados dentro del territorio nacional requieren de algún insumo importado. El porcentaje crece cuando se trata de celulares, tablets o computadoras. Por este motivo, las nuevas trabas de la AFIP a las operaciones de comercio exterior en función de la Capacidad Económica Financiera (CEF) enciende alertas en las empresas, que pondrán el esfuerzo en evitar que las restricciones compliquen la llegada de insumos.

Según el testimonio de empresarios, ejecutivos, titulares de cámaras y especialistas, las trabas ya son generalizadas, están impactando a todas las empresas por igual y no distinguen entre insumos para la producción y bienes finales. Según contaron, la baja del CEF alcanza incluso a compañías. que importan para exportar.

Daniel Funes de Rioja, presidente de la Unión Industrial Argentina e interlocutor con el Ministerio de Desarrollo Productivo y la AFIP por estas horas, contó a LA NACION que el Gobierno reevaluará la metodología para no afectar los insumos para la producción. Lo que aún no está claro es el cómo. Algunos empresarios advierten que el mecanismo que utiliza la AFIP con la CEF, todavía desconocido, podría ser “discrecional”.

El optimismo de Funes de Rioja es compartido por algunos actores del sector industrial. “El Gobierno no se quiere pegar un tiro en el pie y perjudicar la actividad”, opinó un ejecutivo, desde el anonimato. Confía que las entidades regulatorias permitirán el ingreso de maquinaria, insumos, repuestos y componentes críticos para la cadena nacional. Las firmas más preocupadas son las importadoras y multinacionales, cuyo negocio depende en gran medida de la posibilidad de ingresar bienes.

Mientras el Gobierno estaría revisando su fórmula, muchas empresas se encuentran con trabas en la página de la AFIP. No pueden hacer gestiones ni cargar documentación, trámites que deben hacer todos los días. Es otro de los problemas que el Ejecutivo prometió a la UIA solucionar en el corto plazo. “Todos los operadores de comercio exterior sufrimos el apagón, en el que no se pudo usar el sistema del AFIP. Después, el tema se corrigió por dos o tres días y desde el 1 de febrero, estamos con el problema de la capacidad económica financiera”, contó un empresario de la electrónica.

Algunos encuentran un patrón en las “bajadas a dedo del CEF”. “Por un lado, encontramos a 914 empresas que tenían cautelares contra el Gobierno y fueron discriminadas. Por otra parte, hay un grupo grande de compañías de tecnología, bienes de informática y telecomunicaciones”, comentó el titular de una entidad empresaria.

Expectativa por el impacto en la producción

Hoy hay estrés y ansiedad. Para un empresario, los resultados, en base a que la implementación sea al ritmo previsto y con las adecuaciones conversadas pueden ser dos: o se arregló el problema o entra en crisis porque hay que frenar una línea”, dijo Funes de Rioja.

A la expectativa, con cierta calma, está Martín Cabrales, vicepresidente de la compañía que porta su apellido. Compra en el exterior todo el café, al que luego le agrega valor en la Argentina, para volcarlo luego en el consumo local. “El peligro es que se complique la importación de insumos, pero les va a pegar más a quienes sean importadores de productos terminados y a las licencias semi automáticas. Yo tengo muchas automáticas”, admite.

Lógicamente, el efecto de las nuevas trabas se sentirá más en los sectores más dependientes de las importaciones. Marcelo Elizondo, especialista en negocios internacionales y consultor de empresas y asociaciones empresariales, contó a LA NACION que la situación “está afectando a todos” y que los mayores reclamos surgen en empresas de químicos, metalmecánica, línea blanca, electrónicos para el hogar, materiales de construcción sofisticados y también hay preocupación por las máquinas, partes, piezas y accesorios que todas las industrias importan como bienes de capital o para reponerlos o arreglarlos.

Una de las mayores inquietudes surge en las grandes importadoras (quienes estarían en el foco de la medida tomada por el Gobierno), que muchas veces son proveedoras mayoristas para empresas locales. “Delegan en un importador que les trae el producto”, explicó.

“Cerca del 87% de las importaciones son para la producción. Es lo que mucha gente no sabe, existe una idea falsa de que afectan a los productores locales. El 40% de lo importado son máquinas y piezas”, agregó Elizondo.

Los más afectados: empresas de químicos, metalmecánica, línea blanca, electrónicos para el hogar, materiales de construcción sofisticados y también hay preocupación por las máquinas, partes, piezas y accesorios que todas las industrias importan como bienes de capital o para reponerlos o arreglarlos

Los bienes finales, que se encuentran en supermercados o shoppings representan el 13% del total de las importaciones. Son, aproximadamente, US$8190 millones.

“En la medida en que se prioricen los insumos necesarios para la producción, no lo veo como algo dañino. Eventualmente, el Gobierno trabajará sobre los importadores de productos terminados. Hoy, no está esa distinción”, dijo José Urtubey, director de Celulosa Argentina.

Por: Camila Dolabjian
Fuente: La Nación


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