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En busca de una hazaña. Es argentino, trabaja como plomero y está a punto de batir un récord que logró un francés

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Menos de 28 días… Ni siquiera un mes completo. Es la meta que se propuso Patricio Doucet para recorrer la Ruta 40 en bicicleta, desde La Quiaca hasta el Cabo Vírgenes, y superar el récord actual. Este argentino radicado en las Islas Canarias es un habitué de las hazañas deportivas con varios logros en su haber, pero sobre todo una increíble historia de vida. Llegó por casualidad a las carreras extremas y recién a los 30 años empezó a entrenar, ya en su tierra de adopción, la isla de Lanzarote.

Se crio en Carlos Casares, provincia de Buenos Aires, donde participó de chico en alguna que otras prueba ciclística. Pero todo había quedado muy lejos, tanto en el tiempo como en la distancia. Migrar no fue fácil y frente a las costas de África tuvo que realizar changas por un largo tiempo hasta poder establecerse como plomero, el oficio con el cual costea los viajes y todo lo que implica participar en competencias de muy alto nivel por todo el mundo, sin tener sponsors.

Cuando volvió a sentarse sobre una bicicleta, pasados los 30 años, él mismo reconoce que “al principio no aguantaba más de 15 minutos”. Lo dice quien completó los 9100 kilómetros de la Red Bull TransSiberian Extreme en 25 días en julio y agosto de 2018…

Las andanzas del ultra-man

Es solo una de las hazañas que le dieron un lugar destacado entre los mayores atletas del momento. Antes y después siguieron varias carreras más en las Canarias, en España continental y otras partes del mundo; como las Islas Hawái, donde participó -y logró ubicarse entre los diez mejores- en las famosas y temibles pruebas Ultraman. Otro detalle sorprendente de este deportista fuera de lo común: aprendió a nadar de grande para alistarse en esa prueba e inscribirse en las competencias Ironman.

Luego de haber pedaleado de Moscú a Vladivostok en menos de un mes, si se le pregunta si la Ruta 40 será para él un paseo turístico responde con mucha prudencia que “está preocupado por los frentes climáticos” que podría encontrar a lo largo del recorrido “y los fuertes vientos de la Patagonia” que van a complicarlo. Además en Salta pasa por el Abra del Acay, el punto más alto de la traza, que culmina a 4895 metros sobre el nivel del mar y hace que la 40 sea la ruta más alta del mundo fuera de la zona del Himalaya. Será otro momento decisivo para la buena marcha de su proyecto y del intento de llevarse el récord de la 40 pedaleando.

Sentado alternativamente sobre una de las dos bicicletas embarcadas en esta aventura (una mountain-bike para el ripio y otra de ruta para el asfalto) Doucet seguramente recordará las clases de geografía que tuvo en la primaria en Carlos Casares: las 11 provincias que va a atravesar, los 27 pasos andinos, los 21 parques nacionales (varios creados después de su partida a España en el 2000), los 18 ríos y, sobre todo, aquellos paisajes que deslumbran a todos los que hicieron el recorrido alguna vez, aunque sea por uno solo de sus tramos.

La distancia, el esfuerzo físico y los posibles percances que podrá encontrar a lo largo del camino: nada de esto preocupa al atleta. Al momento de salir de La Quiaca, el pasado viernes 5 de noviembre, confiaba en poder lograr su meta en menos de 28 días. “El mental está bueno, estoy bien preparado físicamente y además cuento con la logística que armó Matías Molina, sin quien nunca podría haber pensado cumplir este sueño”.

Un récord, tres personas

Molina es uno de los miembros del muy reducido equipo que va a tratar de romper un récord, buscando su lugar en la historia de las grandes hazañas ciclísticas. Este profesor de educación física de San Martín de los Andes conoció a Patricio Doucet en marzo de este año, cuando el ciclista unió Bariloche y San Martín, ida y vuelta, en menos de 24 horas. Charlas de por medio, nació entre ellos una amistad y surgió la idea de batir el récord de la Ruta 40. Y al mismo tiempo, afianzarlo en la Argentina, ya que de momento lo retiene en Francia un profesor y campeón de… esquí náutico.

Se llama Gérard Le Moy y es bien conocido en su región del centro de Bretaña, donde inició a varias generaciones de grandes y chicos al placer de deslizarse con tablas sobre el agua. También es un ciclista hecho y derecho que alcanzó el título de campeón regional el año pasado. Logró recorrer la Ruta 40 de punta a punta en 28 días en 2014. “Pensaba hacerlo inicialmente en 40, pero al final me llevó mucho menos tiempo. Cuando descubrí la existencia de esa ruta, la quise recorrer a modo de raid. Me gustó tanto el desafío deportivo como el paisaje. Pero me acuerdo sobre todo del silencio que me acompañó durante días enteros”.

Seguramente Patricio Doucet pensará muchas veces en él a lo largo de este mes. Pero el silencio de las inmensidades que está atravesando será interrumpido muchas veces por la camioneta que lo va a acompañar, con Matías Molina y Francisco Sánchez a bordo. Ellos están a cargo de la logística hasta el final del recorrido -”y más allá”. Porque luego de haber alcanzado Cabo Vírgenes, el grupo seguirá viaje, cruzando el estrecho de Magallanes para llegar hasta Ushuaia.

¿Pero qué pasará antes, en Vírgenes? Hayan llegado o no en menos de 28 días, los dos compañeros del atleta rendirán cuenta de su travesía a la WUCA, la World Ultra Cycling Association. Recibieron una formación especial para poder fiscalizar la prueba y poder dar fe si el récord finalmente cambia de manos. “Con Francisco tuvimos que rendir un examen con todas las normativas para que nos certifiquen como veedores”, completa Molina, al volante de su Kangoo-albergue, repasando mentalmente todos los detalles del pernocte y listo para preparar un nuevo día en las mejores condiciones posibles para Patricio. El resultado depende sobre todo de las piernas del ciclista, pero también en gran medida en este trabajo invisible que sus dos compañeros van haciendo junto con él.

Sin embargo, ese equipo de soporte no estará siempre detrás del ciclista, como precisa nuevamente Matías Molina: “Él no se va a desviar de la 40, pero nosotros dos sí haremos incursiones en los pueblos para abastecernos y para cumplir con las metas solidarias que Patricio sumó a este desafío”.

Un campeón de la solidaridad

Otro aspecto muy importante del singular atleta: Doucet siempre trata de combinar aportes a la sociedad junto a sus logros deportivos personales. En numerosas notas que le hicieron y pueden consultarse en distintos sitios deportivos, se repasan sus victorias y sus clasificaciones. El ciclista es mucho más discreto sobre un tema que sin embargo lo motiva en cada uno de sus desafíos, la solidaridad.

Su travesía a lo largo de la 40 es motivo para juntar fondos para la Escuela en Educación Especial Doctor Ricardo Gutiérrez, de su localidad natal. Doucet cuenta que todo empezó en 2013 cuando “me dediqué a dar a conocer una enfermedad, la hipertensión pulmonar, todavía muy poco conocida en ese momento. Sentí que me daba mucha más gratificación hacer deportes cuando tenía la oportunidad de ayudar a los demás. Así empecé a incorporar este tipo de acciones. En Lanzarote junté fondos para una asociación de chicos discapacitados. El año pasado realicé otra meta: 24 horas pedaleando y sumando desniveles en la isla equivalentes a una altura similar a la del Everest. Juntamos esa vez alimentos para las familias más desfavorecidas de Lanzarote. En marzo de este año, la hazaña entre Bariloche y San Martín nos permitió ayudar a la Asociación Actividad Física Adaptada San Martín de los Andes, que promueve la integración de personas discapacitadas por medio del deporte y la actividad física. Ahora, gracias a una amiga que trabaja en el colegio de Carlos Casares, decidimos derivarle lo que podía lograr juntar a lo largo de mi travesía. Es muy gratificante poder sumar esta dimensión a los retos deportivos. Muchas veces estuve pensando, en el momento de realizar retos, que el resultado por el resultado me deja un sabor amargo en la boca. El resultado por el resultado es muy individualista y creo que es necesario abrirse a los demás y aportar de alguna forma”.

Esta veta formará parte, por supuesto, del documental que se editará con el material que Matías y Francisco van recopilando día tras día hasta la meta final. Cuando se publique ya se conocerá el resultado y si el intento de batir el récord ha sido logrado.

Por: Pierre Dumas
Fuente: La Nación


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