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En Irlanda: es argentino, empezó con 1000 euros y hoy tiene un negocio exitoso

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Temple Bar es un barrio que, sin pandemia, es el más concurrido de Dublin; repleto de bares, reúne a turistas y visitantes. Allí está el South American Shop, la mayor tienda de productos argentinos y uruguayos de Irlanda. Su dueño es el entrerriano Sebastián Cooke, quien llegó a esa ciudad hace 11 años y -como muchos de los que se van de la Argentina- pensaba estar un año para hacer experiencia y regresar.

La intención quedó en una valija, la misma en la que su familia le llevó los primeros alfajores y paquetes de yerba para que vendiera y se hiciera “de unos pesos, un poco de plata”.

Las estanterías del negocio tienen una variedad de yerbas que despertaría la envidia de algunas almacenes en la Argentina. A las marcas gauchas se le suman varias uruguayas porque si no, “no compran”.

Hay una amplia oferta de alfajores, galletas, dulces de leche, vinos y -para los que quieren comida ya hecha- empanadas, alfajores de maicena, milanesas y chorizos hechos por un connacional de Cooke. De lunes a domingos, de 10 a 19, los esperan empleados argentinos y uruguayos, muchas veces, mate en mano.

Licenciado en Comercio Internacional, Cooke buscaba un país en Europa de habla inglesa y decantó por Irlanda. “Estaba seguro de regresar a la Argentina y seguir trabajando en lo mío, pero las cosas se fueron dando de una manera diferente a la pensada -cuenta a LA NACION-. Más allá de tener un título, trabajaba de todo para juntar un mango, como hacemos muchos de los que viajamos; empecé a vender productos argentinos que me traían los que me visitaban. Un día le pedí a mi familia una valija llena de golosinas y yerba porque veía que el tema andaba bien“.

Los uruguayos buscan sus propias marcas de yerba; junto a los argentinos son el mercado más importante.
Los uruguayos buscan sus propias marcas de yerba; junto a los argentinos son el mercado más importante. Crédito: Gentileza South America Shop

La frase “necesito hacer un poco de plata, unos pesos” se convirtió en el origen de su negocio. Cooke vivía en el Temple Bar y había “marcado” un local que podía funcionar para su objetivo porque la demanda, repasa, era “fortísima”. Su primer viaje “de negocios” fue a España a la importadora de los argentinos Caro; se la habían dado como referencia. “Arrancamos con un par de valijas para ver qué pasaba y qué podíamos hacer. Creo que a ellos, que ya estaban instalados y les iba bien, les dio hasta ternura mi planteo”.

El capital que usó en ese viaje eran sus ahorros, 1000 euros, que alcanzaron para 40 kilos de dulce de leche, 40 de yerba y unos 60 alfajores y unas pocas cosas más: “Avisé a los amigos que empezaba con un kiosquito y al poco tiempo recibía mails de desconocidos, incluso de gente de otros países que quería productos”.

South American Shop es el nombre que Cooke eligió pensando en un negocio que tuviera productos de toda Latinoamérica, pero la demanda lo terminó de orientar. La impronta es “100% argentina” y el top de las ventas se mantiene hace una década: yerbas (entre 9 y 10 euros el kilo), alfajores (unos dos euros en promedio) y dulce de leche. Después vienen las Chocolinas y dulce de batata. “Compramos pallets y pallets de mercadería; con el tiempo sumamos el mercado uruguayo que no teníamos y que consume lo mismo que el argentino con otras marcas más el fainá”, apunta Cooke.

El negocio está en el barrio más popular de Dublin.
El negocio está en el barrio más popular de Dublin. Crédito: Gentileza South America Shop
Crédito: Gentileza South America Shop

Insiste en que buscan darle un perfil claro al negocio y ya tiene planes para ampliarse en Irlanda a la vez que empezó a analizar “qué nichos hay” en el resto de Europa, en especial en países menos “conquistados” por argentinos.

“Me cuesta ver cosas que dificulten hacer negocios -describe-. Las condiciones están dadas para favorecerlos; el banco da crédito; el Gobierno ofrece capacitaciones y orienta para que vaya bien. En plena pandemia nadie quiere que cierres el negocio porque se entiende que vamos de la mano, si cierro es porque el país no le está yendo bien”.

Cooke elige empleados argentinos y uruguayos en la convicción de que sus clientes “buscan charla, de alguna manera quieren sentirse cerca de casa. Es toda una experiencia”.

Fuente: La Nación


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