El tiempo - Tutiempo.net

Equilibrados y frescos: 10 nuevos vinos salteños para disfrutar en verano

0


Compartí esta nota

A veces, las fronteras del vino argentino se amplían incorporando nuevos terruños, como Neuquén, en la cordillera, o Chapadmalal, en la costa argentina. También se desafían los límites como en Chubut, la Quebrada de Humahuaca y el Valle de Uco, donde ya hay viñedos a más de 1.700 msnm. Pero no se trata de dominar condiciones extremas, sino descubrir lugares con características propias que puedan ser embotelladas. Eso está ocurriendo con los nuevos vinos de los Altos Valles Calchaquíes; Catamarca, Tucumán, Salta y Jujuy. Porque si bien el epicentro es Cafayate, llegan vinos desde muchos otros pequeños valles adentro, que van desde los 1.600 hasta más de 3.000 metros.

El terruño es lo único que no se puede copiar en un vino. Por eso, más allá que los hacedores sigan siendo protagonistas y descubridores de estos tesoros bebibles, hay que empezar a recordar ciertos nombres que empiezan a sonar porque harán historia: Tacuil, Molinos, Yacochuya, Rupestre, Chañar Punco, Pucará. Hualfin, Seclantás y Payogasta, entre otros. Paraísos vínicos entre cerros que no hablan de una provincia sino de una región mucho más diversa.

Pero pocos saben que los vinos de Cafayate, y alrededores, conquistan paladares desde hace más de doscientos años, con su carácter y personalidad de altura. Pero lo que antes era rústico y potente, hoy es equilibrado y fresco, sin perder esa fuerza característica natural que tiene el valle. No por casualidad hoy son los vinos más destacados y buscados detrás de los mendocinos. Uno de los secretos está en los flamantes valles de altura salteños y sus pequeñas localidades (Molinos, Tacuil, Colomé, Payogasta, Cachi, Amaicha y Colalao). Desde allí, todas las bodegas forman parte de una verdadera revolución, tanto las grandes consagradas como las enfocadas en pequeñas producciones.

Los vinos argentinos no son los mejores del mundo, pero gozan de muchas cualidades que los hace únicos. Más allá de bodegas, variedades y estilos, hay una característica bien diferencial que atraviesa a la mayoría; la altura. No significa los vinos elaborados con uvas provenientes de viñedos a más de 900 msnm sean mejores. Pero la cercanía con el sol permite una mayor insolación de la vid, y si se hace un buen manejo de canopia, eso redundará en una mejor madurez. También en hollejos más gruesos, y por ende con mayor cantidad de polifenoles. Las brisas constantes es otro de los factores que posibilita uvas más sanas. Y las temperaturas medias de día y de noche son más marcadas, permitiendo una mayor amplitud. Pero sobre todo es la heterogeneidad de los suelos mayormente pedregosos, incluyendo sus pendientes, lo que brinda un carácter distintivo y una expresión propia a los vinos de altura.

En Salta el marco es imponente, con paisajes únicos moldeados por el sol y las alturas extremas, pero son los nuevos vinos; tintos y blancos; los que deslumbran a la prensa internacional y a los consumidores del mundo entero. El Torrontés sigue siendo el emblema de la zona, mucho más refinado, refrescante y agradable de beber, sin perder expresividad. Un blanco aromático que hace años se recibió de vino ícono de la zona. Y si bien por sus aromas y sabores impetuosos le cuesta ser considerado un gran vino, existen varios exponentes actuales que poseen la frescura, el cuerpo y el balance de los grandes vinos. Eso si, con los perfumes (florales y frutales) inconfundibles del Torrontés, que se llama riojano (la variedad), pero que encontró en Salta su mejor escenario para lucirse.

Sin embargo, hay otro vino blanco que se las trae, el Sauvignon Blanc. Un vino actual, con tipicidad y carácter propio, y del cual cada vez hay más etiquetas disponibles.

No obstante, el mayor impacto lo siguen causando los tintos, con el Malbec a la cabeza. Porque hoy su personalidad va mucho más allá de la altura, siendo capaz de eclipsar a muchos de los mejores exponentes argentinos. También el Cabernet Sauvignon, con toda su herencia a cuestas, comienza a recuperar terreno. Pero la sorpresa la está dando el Tannat, una variedad con cuerpo y estructura, también con equilibrio y profundidad.

Obviamente, la moda ha llegado a los altos valles, eso explica que haya exponentes de Bonarda, Cabernet Franc, Pinot Noir y Syrah como protagonistas de etiquetas que dan que hablar, y nunca hay que subestimar al Merlot. Ya sean varietales o blends, los hacedores del norte también le van encontrando la vuelta a cada uno de sus terruños extremos. Y si bien tienen menos chances que sus colegas mendocinos; simplemente por una cuestión de superficie plantada; queda claro que la puntería ya la tienen bien afinada.

Actualmente, los vinos salteños siguen siendo los más fuertes y concentrados, expresivos y cargados del país, pero todo eso llega a las copas en armonía, y pasan por boca sin aristas y con profundidades más refrescantes.

Las claves de los vinos salteños

Más allá de su relación histórica con la vid y el vino, el éxito del vino salteño está marcado por las alturas de los viñedos, peor también por una sana evolución sin traicionar su esencia.

De las dieciocho provincias argentinas que registran superficie cultivada, el 70,4% del total de viñas se encuentra en Mendoza, el 21,1% en San Juan, el 3,6% en La Rioja y solo el 1,6% en Salta. Sin embargo, es la que más ha crecido proporcionalmente (31,1%) en los últimos años entre las principales regiones vitivinícolas del país. Esto es reflejo de un mayor reconocimiento de sus vinos, que nacen en terruños imponentes y con climas extremos. Esto no es lo que garantiza su calidad, pero sí su carácter. Y eso es lo que los enólogos más reconocidos de la zona han sabido transmitir a través de sus vinos en los últimos años.

Por ejemplo, Luis Asmet es uno de los referentes, ya hace algunos años trabajando en Bodega Puna, ubicada en Cachi, con viñedos a 2.600 metros. Hoy, sus Torrontés, Sauvignon Blanc y Malbec son reconocidos internacionalmente. Paco Puga, de El Porvenir de Cafayate, es uno de los hacedores más inquietos. Desde la bodega de la familia Romero ha logrado reflejar en las copas el carácter de diferentes parcelas. Y desde su proyecto familiar, lograr vinos armónicos y frescos, que compiten codo a codo en estilo y delicadeza con grandes exponentes del Valle de Uco.

La dupla de El Esteco, Alejandro Pepe y Claudio Maza, es quizás la mayor responsable de esta nueva revolución vínica que se está dando en la región y que comenzó a gestarse hace una década aproximadamente. Sus Torrontés de viñas viejas en parral son los mejores exponentes varietales, pero también sorprenden con otras variedades, hasta hace poco inimaginables en el lugar como Pinot Noir o Garnacha. Marcos Etchart es el enólogo de Yacochuya, la bodega que fundó su padre (el gran y recordado Arnaldo B. Etchart) junto a Michel Rolland, el famoso flying-winemaker. Hoy, hasta su vino ícono, el Yacochuya, es un Malbec más fresco y con mayor fluidez en su paso por boca, aunque como siempre con potencia y una fuerza destacable.

Otra de las familias tradicionales y referentes del vino salteño son los Dávalos. Incluso ellos, reconocidos por sus vinos concentrados, han sabido encontrar la manera de poder reflejar sus lugares en un estilo más armónico y equilibrado, sin perder la magia de su historia y lugar. Los hermanos Domingo siguen los pasos de Palo, su padre, “el rey del Torrontés”, ya que su damajuana sigue siendo la más vendida de la zona. Rafael y Osvaldo han logrado, con viñas de diversos valles de altura, hacer vinos imponentes, con la energía del lugar. Uno de los “nuevos” jugadores es Alejandro Martorell, que con sus viñedos en Cafayate y Tacuil, y siguiendo los consejos de su gran amigo Roberto de la Mota, ha logrado posicionar sus Altupalka, con un Sauvignon Blanc que ostenta una gran personalidad y sus blends de extrema altura.

Sin dudas, una bodega que causó gran revuelo en la zona fue Colomé, que paradójicamente es la bodega más antigua de la Argentina. El pasado de la bodega se remonta a 1831 y tiene protagonismo en la historia del vino argentino. Fundada por Nicolás Severo de Isasmedi y Echalar, el último gobernador colonial en Salta. Su hija, Ascención, casada con José Dávalos, importó cepas de Malbec y Cabernet Sauvignon de Francia, en 1854, viñedos que siguen dando frutos para el Colomé Reserva. Las familias Isasmendi-Dávalos manejaron la bodega hasta 2001, cuando fue adquirida por los empresarios Donald y Úrsula Hess, quienes potenciaron el proyecto y siguieron apostando al desarrollo de la vitivinicultura de altura, para producir vinos excepcionales, de producción limitada y en un microclima puro. Hoy Grupo Colomé es una empresa comprometida con la sostenibilidad y el bienestar de la comunidad de Colomé, en los Valles Calchaquíes, a 2.300 metros sobre el nivel del mar. Las fincas propias con viñedos de altura, que van desde 1.700 metros hasta los 3.111 metros, les imprimen un carácter distintivo a sus vinos. Su eterno enólogo francés, Thibaut Delmotte, le cambió la cara al valle hace casi veinte años, con Malbec más frescos. Hoy, además elabora Sauvignon Blanc, Syrah y Tannat entre otros. Por su parte, Agustín Lanus es un eterno buscador de vinos, siempre enfocado en los valles más extremos, en esos rincones olvidados. Allí va él con sus intenciones de rescatar lugares y transmitir su pasión a los viñateros de la zona. Hoy, sus vinos se venden en diversos países.

Hay muchos más personajes y bodegas para visitar, como Piatelli Vineyards, que posee un restaurante con vista al valle que causa furor entre los turistas. Los vinos son elaborados por Alejandro Nesman, el enólogo que se consagró ganador de la 7ma. edición de The Winemakers, el único concurso nacional de vinos donde sus hacedores son quienes determinan cuáles son algunos de los mejores exponentes del país, mediante una cata a ciegas. Fue con su etiqueta Arlene Blend 2018, que ganó entre más de 50 muestras. Finca Quara de los Lavaque es otro de los bastiones del vino salteño, destacándose con vinos en todos los segmentos de precio. Desde los atractivos Quara varietales hasta los Single Vineyard. Finca Las Nubes, Amalaya, Tukma, Bodega Dal Borgo, Tolombón, Nanni (con sus vinos orgánicos) y El Tránsito, también son bodegas que permiten vivir la experiencia de los vinos de altura, no solo desde las copas, sino también desde sus instalaciones.

La lista sigue, sobre todo si se tienen en cuenta a los pequeños productores, familias dedicadas a hacer vinos con mucha pasión. Algunas de ellas son bodegas artesanales todavía debido a la poca cantidad producida. Bodega Altobelli, La Elvira, Bodega Hemsy, Viñas de la Viña, Salvador Figueroa o El Cese, son algunos de los nombres a tener en cuenta.

10 vinos de Salta para refrescar el paladar en verano

Quara Reserva Bonarda 2018

Finca Quara, Cafayate $520

Este cepaje tan arraigado en la Argentina también demuestra su plasticidad con este exponente del NOA. De aromas expresivos y buen cuerpo, pero con mucha fluidez en su paso por boca. Su carácter frutal generoso con leves toques de madera se percibe nítido y agradable, y sus taninos incipientes invitan a otro trago. Puntos: 88,5

Cafayate Reserve Torrontés 2020

Bodegas Etchart, Cafayate $680

Bodega sinónimo del varietal, por trayectoria y diversidad de propuestas en todos los segmentos cualitativos. Aquí, el Torrontés muestra un carácter algo salino en su floralidad, de paso denso y untuoso, también expresivo con toques maduros que hablan de tipicidad. Puntos: 88

Adentro Torrontés 2020

Vinos Adentro, Salta $990

Es otro de los exponentes de Cachi (Adentro) con la fuerza que da la altura y la frescura lograda por el punto de cosecha. Sus aromas terpénicos y florales saltan de la copa, con muy buena frescura y trago mordiente. Expresivo y equilibrado por su frescura y vivacidad, con gracia y mucho carácter varietal. Puntos: 90

Puna Sauvignon 2600 Blanc 2020

Bodega Puna, Cachi, Altos Valles Calchaquíes $1000

El Sauvignon Blanc se da muy bien en las alturas extremas del NOA, porque no solo adquiere un carácter distintivo, sino que mantiene la frescura y gracia típica del cepaje. Es un blanco de buen cuerpo, con vivacidad y muy expresivo. Leves notas vegetales y florales, combinadas con fuerza. De paladar amplio y franco, ideal para la mesa o para disfrutar por copa. Puntos: 90

Pietro Marini Torrontés 2019

Bodega El Tránsito, Cafayate, Salta $1000

Con tres años este Torrontés sigue mostrando su personalidad varietal y su origen. De aromas cálidos y bien florales, con dejos herbales. Hay tipicidad y cierto carácter, potenciado por las texturas vivaces. Un blanco franco, para imaginar el Valle de Cafayate mientras se disfrutan unas empanadas salteñas con (mucha) salsa yasgua. Puntos: 88

Colomé Estate Torrontés 2021

Colomé, Valles Calchaquíes, Salta $1200

Thibaut Delmotte sigue haciendo de las suyas en Colomé, y con este blanco se luce, no por elegancia, ya que no es el objetivo del cepaje emblemático argentino. Sino por sus expresiones. Es un blanco fresco y equilibrado dentro de su carácter floral impetuoso. De paladar limpio y ágil, también intenso y profundo. Un vino tan amplio en nariz como en boca que habla de una región y de un carácter único. Beber entre 2022 y 2024. Puntos: 91

Altupalka Sauvignon Blanc Extremo 2020

Bodega Altupalka, Altos Valles Calchaquíes $1600

Alejandro Martorell, propietario de la casa, apostó desde el vamos al carácter extremo de altura de este cepaje. Un vino con personalidad propia, con notas de arvejas secas y aromas tan intensos como especiados. Paladar franco, con buena frescura y leves dejos vegetales sobre el final con toque maduro. Beber entre 2022 y 2024.

Puntos: 90

Laborum Single Vineyard Finca El Retiro Torrontés 2020

El Porvenir de Cafayate, Salta $1800

El enólogo Paco Puga ha encontrado la manera de poder expresar diferentes estilos de Torrontés en cada viñedo de la bodega. Acá hay un blanco con buen volumen y carácter de flores blancas. Paladar limpio y franco, con la frescura integrada y sus texturas vivaces. Se mantiene fresco y con gracia. Puntos: 90

Almandino Malbec 2019 Bodega Dal Borgo, Cafayate $2200

Si bien se trata de un Malbec con fuerza y potencia, también ostenta una fluidez con agarre que resulta expresivo y vivaz. Incluso con su carácter algo maduro, típico de la zona; todos sus componentes se muestran equilibrados. Servirlo refrescado es una gran opción para acompañar un asado. Puntos: 90

El Esteco Old Vines Torrontés 2020

El Esteco, Valle Calchaquí $2400

Se consolida con el paso de las cosechas como el mejor exponente del cepaje. Elaborado con uvas seleccionadas de un viejo parral, plantado en 1945, Alejandro Pepa (enólogo) y Francisco Tellechea (agrónomo) lograron esta añada un blanco de aromas limpios y bien florales, efusivo, pero a la vez elegante. De paladar fresco y más austero que el 2018, con un toque de madurez que le queda bien, y un floral bien definido casi verde que se siente sobre el final. Beber entre 2022 y 2023. Puntos: 92

Por: Fabricio Portelli
Fuente: Infobae


Comments are closed.