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Los barrios que vienen. Huerta, yoga, naturaleza y confort

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La pandemia dejó en pausa decisiones y acciones. También aceleró otras. La casa se convirtió en un lugar obligado, pero a la vez en un refugio seguro. Y creció la necesidad de transformarla en un sitio más agradable y confortable. Con el trabajo remoto, las ventajas de vivir en la ciudad empezaron a valer menos. El deseo de mudarse a las afueras disparó la demanda de terrenos para comprar y también de alquileres de propiedades en barrios cerrados. Un fenómeno incipiente comenzó a potenciarse: buscar un estilo de vida más conectado con las personas, la naturaleza, la sustentabilidad, el equilibrio del entorno y el bienestar.

¿Estoy donde quiero estar? ¿Tengo hoy acá lo que necesita mi familia? Fueron preguntas disparadoras. La situación de crisis y la introspección despertó un replanteo del estilo de vida actual. La sensación de que ya nada volverá a ser igual, que tenemos que pensar y decidir dónde y cómo queremos que nos encuentre la próxima pandemia.

Constanza Cilley, directora ejecutiva de la consultora Voices!, afirma que “este análisis implicó una decisión de cambio de rumbo, de dar pasos adelante en busca del hogar ideal con la consolidación del teletrabajo”. Vivir en armonía con un entorno natural y poder desarrollar una vida en comunidad de manera sustentable es una opción que despierta cada día más interés entre aquellas personas que quieren romper sus lazos con la urbe.

“Las ciudades y las nuevas comunidades ya se están pensando a otra escala y los desarrolladores están empezando a planificar productos inmobiliarios para compradores con conciencia de que su bienestar depende del bienestar del otro”, indica Tino Lutteral, fundador de la desarrolladora Nuevo Urbanismo S.A, emprendimientos urbanos con propósito.

“Las ciudades y las nuevas comunidades ya se están pensando a otra escala y los desarrolladores están empezando a planificar productos inmobiliarios para compradores con conciencia de que su bienestar depende del bienestar del otro.”TINO LUTTERAL, FUNDADOR DE LA DESARROLLADORA NUEVO URBANISMO S.A

Así surgen nuevos proyectos que proponen el respeto a la tierra, la bioarquitectura (un sistema de construcción en equilibrio con el entorno y los materiales), la permacultura (la permanencia de lo natural), la generación de energías renovables y la producción de alimentos orgánicos, conviviendo con personas que comparten la misma filosofía.

“Están naciendo iniciativas realmente diferentes dentro de lo que es el real estate a las que podríamos llamar de natural estate: proponer una manera distinta de vivir”, dice Aníbal Guiser, creador del vecindario de casas flotantes Econáutico Hipocampo, en Maschwitz. “La transformación del mercado inmobiliario será crear un mercado de construcción bionatural de casas modernas y confortables, un método constructivo que pueda ser asumido por una empresa constructora o un desarrollador y que utilice materiales verdaderamente ecológicos en armonía con el entorno natural. La búsqueda de otros espacios para vivir es una tendencia que en el inconsciente colectivo empieza a aparecer”, sostiene Guiser .

En este contexto, hay varios emprendimientos que se están gestando con propuestas de humanización del espacio más que de urbanización, con sistemas de bioconstrucción, modelos de compra conjunta de terrenos, generación de energías renovables y una reconfiguración de los amenities con huertas, espacios de yoga, bibliotecas, escuelas alternativas y organicomedor. Guiser plantea la idea de “privacidad comunitaria” y la define como “un vecindario con suficiente afinidad para lograr la armonía y la necesaria privacidad de cada vivienda y terreno”.

En esa línea, también existen redes que conectan desarrollos inmobiliarios con personas que están en el mismo tipo de búsqueda, generando así grupos de afinidad como incubadoras de comunidades. “La problemática de las grandes metrópolis es el anonimato, que lleva a la inseguridad y desconfianza. Hay estudios que demuestran que 600 es la cantidad de personas a las cuales alcanzás a reconocer sus rostros. Más de 600 ya son desconocidos”, cuenta Pablo Gargiulo, coordinador de proyectos en Red/Consciencia e integrante de Ingenia Eco.

De este modo, también empieza a redefinirse el concepto de comunidad. “Luego del Covid-19, necesitamos crear lugares para pertenecer y compensar la veda de afecto físico que nos impuso el distanciamiento social, un espacio donde con otros seamos nuestra mejor versión con una mirada más profunda sobre cómo debemos estar en el mundo, con quiénes queremos estar y para qué. La comunidad debería ser el contenedor dentro del cual nuestros sueños individuales se transformen en sueños colectivos que puedan ser una realidad”, finaliza Lutteral.

Paisaje nativo

Comuna Cas4 es un proyecto para crear una comuna sustentable en San Andrés de Giles, con 137 lotes distribuidos alrededor de una laguna en una superficie de 76 hectáreas. Allí se reconstruyó el paisaje nativo original para atraer y recuperar la fauna y las especies locales.

Están contemplados un bambusal educativo y productivo, muelles, espacios comunes, bicisendas, una pileta natural y una huerta comunitaria para abastecer a los vecinos. Gallineros, vacas para ordeñar y panales para producción de miel también forman parte de la idea.

La arquitectura de las viviendas será bajo el método de construcción de Cas4: casas modulares sustentables, con energías renovables y transportables, con foco en el diseño.

Vivir sobre el agua

Un vecindario de casas flotantes y de bioarquitectura moderna aparece como una propuesta que toma fuerza. Econáutico Hipocampo ya cuenta con cinco casas habitadas, ocho en proyecto de construcción y muy pocos lotes disponibles. Está ubicado en los humedales del Delta y es un concepto de barrio permacultural abierto al río con el objetivo de habitar esa zona para preservarla.

Hay cuatro modelos de casas, de entre 35 y 135 m2, y todas están sobre el agua, pero no se mueven debido a un sistema de flotabilidad segura.

Pueblo de montaña

Para los amantes de la montaña, existe un proyecto a 20 minutos del centro de San Martín de los Andes, con generación propia de energía y alimentos y un etiquetado de viviendas con tres tipos de categorías de acuerdo a su eficiencia energética. Con bosques de lengas y arroyos en sus 76 hectáreas, se urbanizarán solo 24 con lotes de más de 1000 m2 en Pueblo Chapelco . El resto se mantendrá con el paisaje natural de la montaña.

La misma desarrolladora está armando un proyecto en Pilar orientado a un público joven. La Posta de Pilar contará con una huerta de 3,5 hectáreas para alimentar a todas las casas con una canasta semanal (se calcula 100m2 por familia por año) y vender a bajo costo a los vecinos de los alrededores.

Ecoaldea +50

Alicia Frenkel, instructora de yoga, está co-creando un proyecto que permita disfrutar de un entorno natural, inspirándose en los modelos de ecoaldeas y de cohousing senior, que ya funcionan en otros países. La particularidad es que buscan generar una comunidad de mayores de 50: es requisito que al menos uno de los integrantes de cada casa tenga esa edad.

El lugar será en una zona periférica de la ciudad, a no más de 100 km, sobre el corredor norte/noroeste. El plan es construir viviendas sustentables e individuales en terrenos pequeños para contar con un amplio espacio de uso común: huerta, biblioteca, espacios de trabajo corporal y social, en una superficie total de alrededor de 15 hectáreas.

Vida saludable

Umepay es una comunidad sustentable que creció orgánicamente a 40 minutos de Yacanto, camino a Durazno, en Córdoba. Lo que empezó con un grupo reducido de personas se convirtió en un lugar de referencia en la provincia para quienes eligen un estilo de vida alternativo y saludable.

Es un pueblo ecológico de montaña que ocupa 300 hectáreas divididas en barrios, a orillas del río Grande. Ya se consolidó como una verdadera comunidad con 41 lotes de alrededor de una hectárea y un código de arquitectura y urbanización con el menor impacto posible. Cuenta con restaurante vegetariano, huerta común y alojamiento para 50 personas.

Lotes circulares

PROPIEDADES COLECTIVAS

En las afueras del pueblo de Capilla del Señor, se proyecta VERdeNUEVO, un vecindario colaborativo en un campo de 27 hectáreas. Más de 10 se dedicarán a la agroecología y habrá lotes para 105 casas. Será concebido como un emprendimiento colectivo a partir de 30 fundadores que compren parcelas y tengan así participación de los beneficios de acuerdo a lo invertido.

Una particularidad es que los lotes serán circulares y separados entre sí, generando diversos recorridos para caminar. Habrá una huerta, un mercado con productos de los vecinos y emprendedores locales, un organicomedor, dos lagunas y un espacio para actividades comunitarias.

Las casas serán de construcción natural biosustentable con la estética, el confort y la tecnología que exige la vida moderna.

Entre amigos

PROPIEDADES COLECTIVAS

Para crear una vida en comunidad no es necesario esperar a que alguien genere el espacio ideal para habitar. Felicitas, en Maschwitz, es la historia mínima de cuatro amigos de la infancia que soñaban con comprar un terreno para jugar al tenis, festejar cumpleaños, tener una pileta o simplemente saber dónde encontrarse cada fin de semana sin necesidad de programar demasiado. “Fuimos a conocer la casa de un amigo que recién se había mudado a Maschwitz, enfrente había un terreno vacío del mismo dueño, lo vimos y al mes estábamos escriturando. Lo primero fue la pileta y la parrilla, luego la casa de madera con habitaciones y baños conectados para cada familia. El proyecto original contempla una cocina y living comedor para todos”, cuenta Hernán Actiz.

“Es un espacio único de encuentro con amigos y sus familias, de compartir, de salir de la ciudad para tener otro estilo de vida los fines de semana y en el verano. Por primera vez instalamos wifi para trabajar y hacer la cuarentena con nuestro grupo burbuja”, relata Sol Von Moos.

Afinidad

COMUNIDADES EN RED

Red/Consciencia es un movimiento global cuyo proyecto social urbano ambiental está enfocado en la cultura regenerativa con proyectos de conservación de ecosistemas, la creación de ecoaldeas con tecnología y la construcción de viviendas a las que llaman refugios, que son transportables y tienen mucho foco en el diseño y la sustentabilidad.

Crearon la primera plataforma para la gestión de urbanizaciones sostenibles y pequeñas, que permite encontrar oportunidades de terrenos para un desarrollo en un hábitat con determinadas características, armando grupos de afinidad para lograr ecoaldeas y así solucionar el acceso a la vivienda a bajo costo.

Conectados

COMUNIDADES EN RED

Para difundir y vincular a personas que desean vivir en armonía bajo un paradigma relacionado a lo comunitario y la arquitectura de bajo impacto, nació Comunidad Sustentable. El objetivo es acceder a desarrolladores que tengan un perfil de sustentabilidad y conectarlos con quienes buscan vivir en ese tipo de espacios.

Actualmente trabajan con ecobarrios como Las Moras y Aldeas del Luján (Buenos Aires), ecopueblos como Abracaral y Umepay (Córdoba), barrios bioclimáticos como Verde Sur (Comodoro Rivadavia) y comunidades experimentales como Quinta Esencia (Mar Chiquita) y Comunas Yerbas del Paraíso (Misiones).

LA NACION


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