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Los nuevos Malbec: hacia donde va el ícono argentino

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Durante la revolución vitivinícola que tuvo lugar a fines del siglo veinte en nuestro país los argentinos redescubrimos al Malbec. Este vino que no muchos conocían pero que redefinió el futuro de la viticultura argentina se benefició con la llegada de nueva tecnología a las bodegas, el arribo de asesores internacionales y la implementación de las barricas de roble hasta dar lugar a tintos sabrosos, carnosos y estructurados. Un perfil exitoso tanto dentro como fuera del país.

 

Sin embargo el mayor conocimiento por parte de los enólogos locales acerca de este varietal comenzó a cambiar la manera de vinificarlo en los últimos años. Con la intención de permitir que la cepa se exprese por sobre la enología y con el factor terroir como premisa los enólogos deciden intervenir cada vez menos sobre sus vinos y así obtener una expresión más pura del varietal. Y los resultados ya están disponibles en el mercado y se trata de tintos mas ligeros, frutales y frescos que los de años atrás. Conozcamos entonces cuales fueron los principales cambios a los que acudieron los enólogos para alcanzar una nueva expresión para el Malbec.

 

Barrica usada. Mientras que hace veinte años las barricas de primer uso ocupaban un lugar fundamental en cualquier bodega argentina, hoy son las de segundo y tercer uso las que despiertan mayor interés entre los enólogos. Básicamente por que el Malbec demostró ser muy sensible a los aromas y sabores que aporta el roble nuevo. Pero para no dejar de aprovechar la micro oxigenación que estos recipientes ofrecen los winemakers optan por las barricas usadas que permiten mantener intacta la expresión natural de estos vinos.

 

Fudres y toneles. En sintonía con el punto anterior, además de barricas usadas muchos optan por recipientes de roble de mayor volumen para la crianza de sus vinos. Con capacidad para tres o seis mil litros, en estos recipientes la relación de contacto del vino con el roble es menor que en una barrica asi como también la influencia del oxigeno y por lo tanto los vinos logran una maduración más lenta y pareja.

 

Cosechas tempranas. En pos de logran vinos con buen grado alcohólico y estructura, las uvas de Malbec solían cosecharse durante el mes de abril. De este modo se obtenían tintos con aromas de frutos rojos maduros y paladares intensos. Hoy muchos agrónomos deciden adelantar sus vendimias hasta un mes con el objetivo de elaborar vinos de perfil primario con aromas y sabores de frutos rojos frescos, dejos florales y hierbas. A su vez son más ligeros y frescos lo que los convierte en vinos amables y fáciles de beber. En cuanto a la graduación se puede observar que muchos disminuyeron casi un grado su volumen alcohólico.

 

Más alto, más frio. Durante la última década la viticultura argentina se extendió hacia la montaña en busca de climas frescos. Estas regiones por encima de los mil metros de altura permiten conservar la acidez natural en las uvas aun cuando se alcanzan puntos óptimos de madurez. Se pueden mencionar casos como Gualtallary, San Pablo y Paraje Altamira, cada zona con su expresión pero todas con vino intensos y profundos con frescura y tensión suficiente como para aligerarlos en paladar. Ya sea en los single vineyard o vinos que recurren a uvas de diferentes regiones, el aporte de la uvas de altura imprime frescura y jugosidad a la expresión del Malbec.

 

El efecto cemento. Otra conducta o tendencia que diferencia a los Malbec actuales de los elaborados hace cinco o diez años atrás es la utilización de piletas, ánforas, tinajas o huevos de cemento para la fermentación y crianza. Por un lado esta decisión se asume para evitar el roble pero también están los que dejan de lado el acero inoxidable en busca de la expresión pura del varietal y la región.

 

fuente:bonvivir


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