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Un salteño y un mexicano abrieron la primera choripanería en Madrid

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En el multicultural barrio madrileño de Lavapiés abrió la primera choripanería de la ciudad. “La Choripanería” la pusieron en marcha con una inversión de 50.000 euros el salteño Carlos María Flamini y su amigo mexicano, Pablo Chahin. El primer día vendieron cuatro sándwiches y cuatro meses después rondan los 50 choripanes, además de los otros platos del menú, todos -menos una propuesta vegana- con la carne como ingrediente principal.

Flamini tiene 34 años y es licenciado en Economía, hizo un MBA en España en 2014, regresó a su Salta natal -donde siempre había trabajado en la empresa de maquinaria agrícola de su familia- y se dedicó al comercio exterior. En 2017, con ese eje se mudó a España. “No tuve éxito con la exportación de granos y encaré otro proyecto de importación de artesanías. Siempre la idea es estar vinculado a la Argentina”, cuenta a LA NACION.

Su amigo Chahin había probado los choripanes en una visita a Salta y, a punto de mudarse él también a España, le propuso encarar el negocio juntos. Abrieron a comienzos de diciembre, a la semana “explotó de gente”, pero en enero llegó la cepa ómicron del Covid-19.

“Fueron cuatro semanas en las que estuvimos desanimados, hasta que el 10 de enero empezó a mejorar, se reactivó y vamos bien. Cada semana es menos el aporte de capital que hacemos, avanzamos”, dice Flamini.

Ellos fabrican los chorizos “clásicos argentinos”, trabajan con un pan lo más parecido al “francés” de acá y juegan con los toppings. “Entramos en un mercado donde no es conocido el choripán; no es un taco ni un kebab ni una hamburguesa, que es a lo que están acostumbrados los clientes -describe-. No podemos arrancar mareando a la gente que ya entra, ve, aprende. La idea siempre fue ofrecer comida callejera de alta calidad”.

Admite que buscaron durante un tiempo locales, pero la mayoría se iba de sus posibilidades económicas. El que alquilaron tiene capacidad para nueve mesas, tiene barras y, además, venden para llevar y hacen delivery.

En plena ola de la Omicron, aprovecharon para posicionarse en las aplicaciones de delivery. “Fue un aprendizaje y una inversión que estuvo bien hacerla, ahora vemos los resultados”. A los choripanes le agregaron una tabla de carnes, una “choriburguer”, sándwiches de entraña y matambre de cerdo, provoleta, además de opciones para veganos y celíacos.

“Para que los números cierren tenemos que tener una carta atractiva para todos -subraya Flamini-. Aprovechamos la carne con la que trabajamos y fuimos ampliando”. En el espacio hay “guiños” al ambiente en el que el choripán se popularizó en la Argentina, como un metegol, gradas de madera que recuerdan una tribuna y chapas acanaladas.

Como la intención es convertirse en un “rincón argentino” el menú se completa con alfajor de dulce de leche y flan de dulce de leche, como postres. “Queremos mantener la tradición de encuentro entre amigos que es una costumbre muy argentina pero también de otras culturas”.

El año pasado el choripán argentino fue considerado uno de los cinco mejores sandwiches del mundo, de acuerdo al ranking elaborado por la revista gastronómica Taste Atlas. En la encuesta participaron más de 48.000 personas, quienes puntuaron al bocadillo de chorizo criollo con 4.4 estrellas. Quedó cuarto después del Montreal smoked meat de Canadá; el roast pork sandwich de Estados Unidos y el bocadillo serranito español. El choripán terminó delante del Reuben estadounidense y el croque-monsieur francés.

Fuente: La Nación


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