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Vinos bajo el mar: la bodega argentina que sumergió sus botellas en cavas submarinas

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Inspirados en la cercanía del mar y en las historias de botellas encontradas en buques hundidos, Fincas Patagónicas decidió aventurarse y probar. Por segunda vez, hundió botellas de vino frente a las costas de Las Grutas, en Río Negro, con el objetivo de experimentar a partir de los efectos de las mareas y la temperatura del agua de mar en la bebida.

Fincas Patagónicas tiene tres bodegas. Una de ellas es Wapisa, en la localidad rionegrina de San Javier. Las otras están en Mendoza, puntualmente en Luján de Cuyo (Zolo) y en el Valle de Uco (Tapiz).

Y si bien la actividad turística con visitas a bodegas y viñedos está concentrada en la provincia de Cuyo, Wapisa se vincula a la actividad a través de esta exótica experiencia que tiene antecedentes en otras bodegas (y mares) del mundo.

Trabajo conjunto

Es que este proyecto se concreta a partir del trabajo conjunto con la comunidad de buceo y las agencias de turismo locales, que son los encargados de hundirlas, custodiarlas y retirarlas.

“Sin su apoyo, esta experiencia no sería posible”, explican en la bodega y aclaran que en la zona del golfo San Matías se practica buceo y estas cavas sumergidas son un atractivo más para quienes practican este deporte. Es algo único y que se espera que crezca en un futuro.

La primera vez que se animaron a hundir botellas, se decidieron por el malbec y lo hicieron en septiembre. Esta vez, eligieron vinos cabernet sauvignon y apostaron por una fecha más temprana: se adelantaron y lo hicieron en mayo.

Las primeras degustaciones entre el equipo técnico fueron un éxito.

“Después de 8 meses bajo el mar el vino expresaba una mayor complejidad en aromas y sabor, con una notable expresión frutal en comparación con los vinos testigos que envejecimos en nuestra cava. Nos encontramos con un vino delicioso y maduro, con un final mucho más largo”, describieron como parte del resultado.

Viaje al fondo del mar

Todo está en etapa experimental pero la idea es que la gente pueda degustar estos vinos imaginando ese viaje al fondo del mar. Incluso las botellas traen adheridos pequeños crustáceos que recuerdan su origen.

La bodega rionegrina tiene una capacidad de 300.000 litros en tanques de acero inoxidable y cuenta con 150 barricas de roble, 80% francesas y 20% americanas.

Se dedicada exclusivamente a la elaboración de su línea patagónica, con cepas como malbec, cabernet sauvignon, pinot noir, sauvignon blanc y los “underwater” (bajo el agua): el malbec que fue el primero con el que probaron y el que vendrá, cabernet sauvignon.

“La ciencia popular afirma que tres años de envejecimiento en una bodega son equivalentes a un año bajo el agua. Decidimos que esto era algo que queríamos probar, así que en 2019 lanzamos un proyecto de investigación frente a las costas de la provincia de Río Negro”, explican desde la bodega.

Junto con la Universidad Comahue de Patagonia, se analizaron los efectos de la temperatura, la luz, la presión y los movimientos del mar a diferentes profundidades y su impacto en el envejecimiento y la evolución del vino.

“El primer paso fue asegurarse de que no se produjera contaminación cruzada. Trabajamos con la agencia ambiental local para asegurarnos de que éramos respetuosos con el ecosistema submarino y protegimos el vino mediante el uso de jaulas de acero inoxidable y cierres de cera especiales para los corchos”, señalan.

Por: Grisel Isaac
Fuente: Clarín


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